jueves, 22 de marzo de 2012

Los cachorros se convirtieron en hienas

Hoy he visto a algunos cachorros de la manada convertirse en hienas como aquellas de las que renegaron tiempo atrás.

Al calor de la hoguera todo se ve mejor. El problema viene cuando estás dentro... Cuando estás dentro quieres abrazar y prenderle fuego a todo, pero si lo haces desde el otro lado... Todo cambia, todo fue un decir, todo se dijo de más.

De comer carroña a convertirse en ella no hay un gran paso. Por eso yo sigo con mis verduras.

viernes, 16 de marzo de 2012

Gordos

Alguien ha dicho: "El mundo se ceba con los que pueden soportarlo". Estamos gordos de fuerza.

El líder de la manada hoy ha aparecido. "Estos lobos están desatendidos",le he dicho, pero no ha parecido importarle. Al parecer no todos estamos en esas. Los hay que están más gordos, pero de amor. Aquí, en nuestro territorio, todo empieza a oler a podrido. Flores ya no quedan, claro que ni falta que hace: somos carnívoros, aunque yo siempre preferí comprar en los supermercados a cazar.

jueves, 16 de febrero de 2012

Los meses de la nevera

Es una pena que la perspectiva engañe de ese modo: estar dentro o fuera de esas cajas cada vez más planas, como cada vez más planos son sus sustentos. Toc, toc.

Ayer eché cuentas y al parecer me comí los meses que esperaban en la nevera. El tiempo corre a su manera, no se mide en lustros, años, horas ni décimas... A veces parece que vuelve tras sus pasos. Esos meses que aguardaban fríos como un verano sin sol, esos cientos de días que amenazaban con congelarme definitivamente, ya están digeridos y expulados como una lasaña despachada con el microondas.

No me olvido: habrá un día en que el televisor emita olores. Entonces darán buena cuenta de nuestro sudor.

lunes, 23 de enero de 2012

El líder de la manada

El líder de la manada es líder porque cuida de los suyos. Creo que esto sólo es aplicable al mundo animal, y me pregunto si este mundo es o no es animal. Con esas fieras, esas garras y sus instintos tan faltos de humanidad.

Hay un ciervo que saborea lentamente cada bocado. Mira su desayuno como diciéndole "eh, perdóname, dame permiso, te como". Y lo degusta, que es eso que se hace cuando disfrutas lo que te gusta. Parece una obviedad, pero no lo es, pensadlo.

Volvamos al ciervo... Tenemos poco tiempo antes de que se lo coman las fieras. Han sacado los cuchillos, no son de plástico, y el ciervo tiene que dejar eso que está haciendo. Espabila, ciervo, la otra manada te va a comer y el rey... ¡Ay, el rey! Entre hienas está.